El escualo estaba varado en la orilla.
Un surfista veterano se encontraba comenzando su rutina cuando vio algo en la orilla que llamó su atención. Se trataba de un tiburón que estaba varado en la orilla, pero que aún estaba con vida. El valiente señor por unos momentos pensó que haciéndolo rodar con su tabla de surf bastaba.
Pero estaba muy retirado del mar y aunque el tiburón no tenía un tamaño de consideración, se estima que su peso superaba los 20 kilos. Por lo que hacerlo girar en la arena era una solución un poco tosca.
“Pensé en darle una oportunidad, no estaba seguro de si estaba desorientado o lo que sea”, comentó el surfista, que no dudó en ayudar a pesar del riesgo que corría al hacerlo. Si el pez se estresaba podía atentar contra la vida del héroe improvisado.
Paul Myles, es el nombre del protagonista de la audaz hazaña. Primero trató de hacer rodar al animal con su tabla de surf, para llevarlo de regreso a una parte más profunda donde pudiera nadar. Al ver que no lograba su cometido, tomó con sus propias manos al tiburón.
Esto ocurrió en la playa de Eastern View en Great Ocean Road de Victoria en Australia y no es la primera vez que ocurre. Algunos tiburones no tienen la misma suerte. “Pensé en darle una oportunidad, no estaba seguro de si estaba desorientado”, dijo Myles a un medio de comunicación australiano.
«Tenía una nariz larga y puntiaguda, de color azul” dijo Myles quien tiene 40 años surfeando en la playa. Este longevo deportista recuerda que una vez tuvo una experiencia similar. “Una vez vi uno de las rocas hace unos 20 años, pero eso es suficiente, creo”, añadió.
Después de este evento, Myles ha dicho que se considera “un poco blandengue, en realidad”. Esa afirmación va en consonancia con el reconocimiento de que tuvo mucha suerte con el escualo. “Creo que podría ganar algunos puntos de brownie la próxima vez que un tiburón me pase”, bromeó.
