Siempre había soñado con bañarme al aire libre, pero esta idea me parecía una fantasía incumplida. En serio, ¿dónde estoy y dónde están las escenas de películas con agua corriente, una copa de vino y vistas a la montaña?
Pero resulta que cuando tienes un marido inteligente, los sueños se hacen realidad.
Una tarde estábamos sentados en la terraza y volví a decir: “Qué agradable sería tomar un baño caliente al aire libre…”
Mi marido no dijo nada, pero sonrió misteriosamente. Unos días después, en el patio apareció una bañera vieja que queríamos tirar. Cerca había piedras apiladas, algunas tuberías e incluso una vieja reja de hierro.
—¿Qué estás planeando? “Pregunté por curiosidad.” “Espera y verás”, respondió y se puso a trabajar con mirada de creador.
¡Una semana después, mi sueño –una bañera calentada con fuego– estaba en el jardín! Mi marido colocó un hogar de piedra debajo, construyó un soporte confiable e inventó un sistema para calentar el agua.
Ahora podía relajarme en el agua tibia incluso en las frescas noches de primavera y disfrutar del aroma del aire fresco y del crujido de la madera.
Y también resultó que este edificio no sólo es un lugar de paz, sino también un gran ayudante en el hogar. En primavera, cuando el agua de riego todavía está congelada, se puede calentar simplemente en un balde y utilizarla para los parterres.